Un compromiso conjunto para priorizar la gestión sostenible de las turberas fue formalizado recientemente por los funcionarios ambientales y líderes de gobierno de cuatro países ricos en turberas tropicales. La cita, además, dio la bienvenida al Perú como nuevo miembro del Centro Internacional de Turberas Tropicales (ITPC).
El evento virtual titulado “Turberas, poderosas soluciones basadas en la naturaleza” fue organizado por el Ministerio del Ambiente del Perú, la Iniciativa Mundial de Turberas (GPI) del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el ITPC; y convocó a los ministros del ambiente de Indonesia, la República Democrática del Congo (RDC) y la República del Congo, además del anfitrión Perú, para intercambiar información y lecciones hacia la gestión sostenible de estos ecosistemas ricos en carbono, que son considerados de vital importancia para frenar el calentamiento global.
Formadas a lo largo de miles de años a partir de vegetación en descomposición y en condición anegada, las turberas cubren el 3 % de la superficie terrestre del planeta, pero almacenan un tercio del carbono del suelo del mundo y el 10 % de los recursos mundiales de agua dulce, según el Grupo Internacional de Conservación de Turberas y la Sociedad Internacional de Turba.
La degradación ocasionada por la conversión y el drenaje para la agricultura ha afectado a casi el 15 % del área total de turberas del mundo. Estas turberas degradadas, aunque cubren solo el 0,4 % de la superficie terrestre mundial, contribuyen con entre el 5 y el 6 % de las emisiones antropogénicas globales anuales de CO2, según indicó Dianna Kopansky, quien dirige el GPI en nombre del PNUMA.
“La cantidad de carbono almacenado en una hectárea de turberas saludables es equivalente a las emisiones anuales de 1400 automóviles”, dijo Doreen Robinson, directora de la Subdivisión de Biodiversidad y Tierras del PNUMA, quien se encargó de moderar el panel ministerial.
“Las turberas ofrecen un triple beneficio: para el clima, la naturaleza y las personas. Son los ecosistemas terrestres con mayor densidad de carbono de la Tierra, albergan una variedad excepcional de biodiversidad única y han contribuido a la salud y el bienestar del ser humano durante miles de años”, destacó.
El ITPC es una iniciativa del Gobierno de Indonesia fundado hace tres años en Yakarta con la misión de facilitar el intercambio de buenas prácticas para la gestión de las turberas tropicales. El Centro tiene entre sus Estados miembros a la República Democrática del Congo, la República del Congo, además del fundador Indonesia; y cuenta con el respaldo de la GPI –una alianza integrada por 43 organizaciones–, el CIFOR y la FAO.
Con el compromiso de Perú de afiliarse al ITPC, el Centro agrupa ahora a los cuatro países con la mayor área de turberas tropicales del mundo.
En la misión de proteger las turberas el Perú tiene un papel clave. Se estima que las turberas ubicadas en la selva baja de la Amazonía peruana almacenan 20 000 millones de toneladas de carbono y abarcan unos 120 000 kilómetros cuadrados, un área del tamaño de Nicaragua.
“Es un hito para el Perú sumarse al ITPC, un esfuerzo para la cooperación Sur-Sur y el intercambio de conocimientos, experiencias, ciencia y prácticas locales para la protección y recuperación de las turberas tropicales”, dijo Gabriel Quijandría Acosta, ministro del Ambiente del Perú.
Quijandría destacó que no solo las turberas amazónicas, sino también las andinas contribuyen de manera sustancial a la economía y a la seguridad alimentaria e hídrica de muchas poblaciones en Perú, incluidas comunidades indígenas y locales.
Controlar la cantidad de carbono almacenado en las turberas constituye una parte vital de los esfuerzos mundiales para frenar el calentamiento global. De los 169 países que cuentan con turberas, Indonesia posee la cuarta área más grande del mundo y cuenta con la mayor área de turberas tropicales del planeta, con cerca de 36 % del total.
Perú –al igual que Indonesia, la República Democrática del Congo y la República del Congo– está explorando opciones para incluir a las turberas en sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés).
Las NDC son compromisos meta en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y se están preparando en el ámbito de las próximas climáticas de la COP26, programadas para celebrarse en Glasgow a finales de este año. Las NDC son fundamentales para el Acuerdo de París de la ONU, en virtud del cual los países han acordado evitar que las temperaturas aumenten sobre los 1,5 grados Celsius. Antes del inicio de la COP26, se espera que los países actualicen sus metas para el año 2030 para el cumplimiento del acuerdo global.
Dado que las turberas de Indonesia almacenan entre el 30 y el 40 % de los depósitos globales de carbono del suelo, el país asiático ha implementado una amplia variedad de estrategias para la gestión de las turberas, que tradicionalmente suelen ser drenadas y quemadas para su uso con fines agrícolas. Entre sus iniciativas, se incluyen lineamientos para garantizar que los canales de las plantaciones retengan un nivel mínimo de agua para evitar un secado excesivo de la turba. Además, se han introducido técnicas de paludicultura y de mitigación de incendios en zonas de turberas, las que al ser secadas se vuelven altamente inflamables y se han convertido en causa de catastróficos incendios forestales en el sudeste asiático.
Las turberas forman el eje central de las NDC de Indonesia, mediante las cuales el país apunta a reducir sus emisiones en un 41 % para el año 2030, dijo Siti Nurbaya, ministra de Medio Ambiente y Bosques de Indonesia.
“La segunda NDC estará acompañada por la hoja de ruta para la mitigación y la hoja de ruta para la adaptación, la planificación energética y la eliminación gradual de las centrales eléctricas de carbón; y para la exploración del carbono azul, incluidos manglares y arrecifes de coral”, afirmó, y agregó que Indonesia aspira a convertirse en un país sin emisiones netas de carbono para el año 2060.
Las turberas de Cuvette Centrale, la mayor área de turberas de los trópicos, se extienden sobre 145 000 kilómetros cuadrados en la República Democrática del Congo y la República del Congo, y abarcan un área más grande que Inglaterra. Es uno de los ecosistemas más ricos en carbono de la Tierra, responsables del secuestro de 30 000 millones de toneladas de carbono.
Además, sus turberas son entornos de producción de medios de vida para las comunidades locales y los pueblos indígenas, por lo que es importante que las respuestas a las preocupaciones ambientales tomen en cuenta la función económica de las turberas, indicó una declaración escrita por la viceprimera ministra de la República Democrática del Congo, Eve Bazaiba Masudi, quien también es ministra de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible.
“Sería importante identificar, contextualizar y popularizar políticas para la producción sostenible de medios de subsistencia que no requieran drenaje”, señaló Bazaiba en su declaración, en la que también indicó que su país apoya la conservación de las turberas para mantener su funcionalidad ecológica y las mejoras económicas derivadas de la conservación de turberas.
En la COP 26, la República del Congo presentará nuevos hallazgos de investigación sobre turberas, destacando su importancia para la biodiversidad y su contribución al equilibrio climático.
“Están repletas de especies de flora y fauna –incluidas especies en peligro de extinción– que son endémicas en la cuenca del río Congo”, dijo Arlette Soudan-Nonault, ministra de Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible y la Cuenca del Congo, de la República del Congo. “Son importantes reservas de carbono que representan un gran potencial para la mitigación del cambio climático, y son imprescindibles para el logro de las NDC”.
La reunión es una antesala a una sesión técnica diseñada para ayudar a los socios de la GPI a compartir e intercambiar sus conocimientos y buenas prácticas que se realizará en los próximos meses, informaron los organizadores.
“El objetivo de estas iniciativas de intercambio es ayudar a los países a tomar decisiones bien informadas y desarrollar opciones de políticas y de gestión que minimicen los impactos en las personas y el medioambiente y eviten puntos de no retorno sociales y climáticos peligrosos relacionados con la pérdida y degradación de las turberas”, puntualizó Dianna Kopansky de la GPI.
“Las turberas: poderosas soluciones basadas en la naturaleza” se llevó a cabo el 5 de julio de 2021, con el apoyo de CIFOR.
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