La población local se puede beneficiar de los mecanismos de mitigación del cambio climático creados para mantener en pie los bosques tropicales y aumentar la cobertura forestal, siempre y cuando exista una correcta combinación de incentivos y medidas disuasivas, según muestra un nuevo estudio del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).
La mitigación del cambio climático global es uno de los principales desafíos de nuestro tiempo, y la conservación de los bosques tropicales es una pieza importante del rompecabezas. Pero al mismo tiempo, millones de personas en países tropicales dependen de los recursos de los bosques para su supervivencia.
Por ello, el mecanismo de REDD+, que se encuentra respaldado por la ONU y tiene como objetivo evitar la deforestación y la degradación de los bosques y mejorar las reservas de carbono, incluye un conjunto de salvaguardas sociales para los países participantes, el cual busca asegurar que el proceso ayude a la población local en lugar de perjudicarla.
Pero ¿están funcionando en la práctica? La implementación y seguimiento de las salvaguardas sociales puede ser difícil, ya que sus sistemas de monitoreo no están tan desarrollados como en otros aspectos de REDD+. Aunque los pueblos indígenas y las comunidades locales han ganado importancia en el escenario del cambio climático, existen pocos trabajos empíricos acerca del impacto de las primeras iniciativas de REDD+ sobre sus derechos y medios de vida.
A través del Estudio Comparativo Global sobre REDD+ de CIFOR, una investigación de largo plazo y amplio alcance, un equipo de investigadores entrevistó a personas en aproximadamente 4.000 hogares rurales de seis países tropicales, con el objetivo de entender las percepciones locales de seguridad de la tenencia y bienestar, antes y después de que se comenzaran a implementar en sus comunidades las intervenciones para la protección de los bosques. También evaluaron la participación de la comunidad en las iniciativas locales de REDD+.
En general, sus resultados observan “algunos avances, pero también dan cuenta de oportunidades perdidas” en asegurar que los beneficios sociales de REDD+ se materialicen, dice Amy Duchelle, investigadora de CIFOR.
Zanahorias y palos o incentivos y sanciones
Existe una amplia variación en el uso de incentivos y sanciones en los diversos sitios de estudio, y lo que marca la diferencia es cómo se equilibran unos con otros, dice Duchelle.
Los sobrevuelos con helicópteros de la policía y las fuertes multas que se han implementado en toda la Amazonia brasileña, y que afectan por igual a los agricultores en los sitios REDD+ y no REDD+, son acciones muy diferentes de las restricciones en las que se involucra a la población local en su aplicación , como el monitoreo comunitario de los bosques en varios sitios REDD+ en Tanzania e Indonesia.
Si bien existe evidencia de que los enfoques de “comando y control” pueden ser eficaces para promover la conservación de los bosques, “si no cuentas con incentivos, lo que realmente estás enfrentando es una contrapartida (trade-off) entre beneficios de carbono y no carbono”, dice. La población local perteneciente a la muestra global que experimentó restricciones en la tala y el acceso a los bosques, informó de una caída en el bienestar y la seguridad de la tenencia cuando incentivos apropiados estaban ausentes en la mezcla.
Y eso no es una sorpresa, dice Duchelle. “Porque para que la población local conserve los bosques debe haber beneficios evidentes además del simple respeto a las leyes”.
Las plántulas de açaí, las leguminosas que fijan el nitrógeno y los estanques piscícolas parecen corresponder más al ámbito de una feria rural que al de la mitigación del cambio climático, pero en el estado brasileño de Acre conforman una estrategia de vanguardia para ayudar a los agricultores a desarrollar sistemas de producción más sostenibles. Acre es una de las pocas jurisdicciones subnacionales que ha desarrollado sus salvaguardas en un Sistema de Incentivos por Servicios Ambientales.
Participación: más allá de las formalidades
Sin embargo, no todos los incentivos son apropiados en todas las situaciones, y los investigadores también se encontraron con una serie de situaciones en que las ofertas de compensación estaban desconectadas de la realidad local.
En algunas iniciativas, los incentivos monetarios y el apoyo técnico ofrecidos —con la esperanza de alentar a los agricultores a cambiar sus prácticas agrícolas tradicionales— eran insuficientes para que valiera la pena hacerlo.
Para mejorar el diseño de las intervenciones destinadas tanto a los bosques como a las personas que viven en ellos y en sus alrededores, se requiere que los agricultores locales participen activamente en el diseño de las iniciativas desde una etapa inicial, dice Duchelle: “hay muchas oportunidades para mejorar la participación local”. La participación significativa, considerada una de las salvaguardas esenciales de REDD+, aún se mostraba “esquiva en muchos de los sitios que estudiamos”.
Como muestra el estudio, menos del 50% de los hogares encuestados estaban involucrados en algún aspecto en el diseño o implementación del proyecto. Y cuando sí participaban, por lo general significaba asistir a las reuniones organizadas por los implementadores “simplemente para registrar su participación”, explica Duchelle.
Por lo general, la población local no tenía un rol activo en la toma de decisiones ni la oportunidad de compartir “sus ideas sobre qué funcionaría mejor para promover la conservación y a la vez ayudarlos con su propio desarrollo”, dice.
Más que carbono
Según Duchelle, para que REDD+ funcione a largo plazo, debe contribuir al bienestar tanto de los habitantes del bosque como de los bosques de los que estos dependen. “Los datos muestran que hay una oportunidad para fortalecer ese aspecto: priorizar los derechos y medios de vida locales”.
Esto significa involucrar realmente a la población local en el diseño e implementación de las iniciativas, y desarrollar mejores sistemas para monitorear cómo las salvaguardas sociales de REDD+ están funcionando en la práctica. “Las salvaguardas son un reflejo de los objetivos de desarrollo sostenible… y realmente demuestran que REDD+ tiene que ver con mucho más que carbono”, dice.
Para obtener más información sobre los temas tratados en este artículo, póngase en contacto con Amy Duchelle en a.duchelle@cgiar.org
Esta investigación se llevó a cabo gracias al apoyo financiero de la Agencia Noruega para la Cooperación al Desarrollo (NORAD), la Iniciativa Internacional sobre el Clima (IKI) del Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza, Construcción y Seguridad Nuclear (BMUB), el Departamento para el Desarrollo Internacional del Gobierno del Reino Unido (DFID), el Departamento Australiano de Asuntos Exteriores y Comercio (DFAT) y la Unión Europea (UE).
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