Apuntando a la caza excesiva
Un programa combina ciencia y conocimientos locales para garantizar el futuro de la biodiversidad y los medios de vida locales
ScrollAlimentada por el apetito de carne silvestre de las crecientes poblaciones urbanas, la caza excesiva de animales silvestres priva a millones de personas de las comunidades indígenas y rurales de una fuente esencial de proteínas, grasas y micronutrientes –sin mencionar los medios de subsistencia locales–, al tiempo que acerca a cientos de especies a la extinción.
Pero los habitantes de comunidades que van desde Papúa Nueva Guinea hasta Guyana están trabajando para devolver el equilibrio a los seres humanos que dependen de esta fuente de alimentos, y a la vida salvaje. En el este de la República Democrática del Congo, Thomas Aseli se esfuerza por proteger la selva de Ituri, sagrada para su pueblo indígena mbuti y hogar de la Reserva de Fauna de los Okapis. En Senegal, Maia Diagne está volviendo a introducir las nutritivas semillas del nenúfar blanco (Nymphaea lotus) en los menús locales como parte de los esfuerzos por recuperar los humedales del Sahel. Y en Madagascar, la emprendedora Nirina se está formando como avicultora para aumentar la seguridad alimentaria de su familia y reducir la necesidad de cazar carne salvaje en los bosques cercanos.
¿Qué tienen en común ellos y ellas? Pues participan en un programa estratégico y de gran alcance cuyo objetivo es mejorar la conservación y el uso sostenible de la fauna silvestre en los ecosistemas forestales, sabanas y humedales de 15 países de África, el Caribe y el Pacífico.
El Programa de Manejo Sostenible de la Vida Silvestre (SWM, por sus siglas en inglés) es un consorcio de socios internacionales liderado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y que incluye al Centro Francés de Investigación Agrícola y para el Desarrollo (CIRAD), el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y la Wildlife Conservation Society (WCS). Lanzado en 2017 con financiación de la Unión Europea y el Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial y la Agencia Francesa de Desarrollo, el Programa SWM es una iniciativa de siete años de la Organización de Estados de África, el Caribe y el Pacífico (OACPS).
Con un enfoque comunitario, el programa aborda las principales amenazas para la fauna silvestre a través de actividades dirigidas a mejorar la normativa sobre caza de animales silvestres, aumentar la oferta de productos cárnicos y pescado de piscigranjas producidos de forma sostenible, reforzar las capacidades de los pueblos indígenas y las comunidades rurales para gestionar mejor las poblaciones de fauna silvestre y reducir la demanda de carne de monte, sobre todo en los centros urbanos.
En poco más de cuatro años, el programa ha contribuido a la redacción o revisión de la legislación relacionada con la vida silvestre en varios países a través de sus análisis jurídicos del sector de la carne monte. También ha impulsado la designación de Khor Abu Habil, en Sudán, como sitio Ramsar con el apoyo del proyecto RESSOURCE del programa. Y a través de un Documento de Conservación dirigido por grupos indígenas, el Programa SWM ha permitido la protección de 2603 hectáreas con gran biodiversidad en el corazón del Corredor Forestal Bismarck de Papúa Nueva Guinea.
El problema de la sobreexplotación de la carne silvestre es tan urgente y generalizado que solo un enfoque estratégico, sistemático, científico y comunitario puede resolverlo”, declaró Robert Nasi, Director General de CIFOR y CEO interino de CIFOR-ICRAF. A lo largo de dos décadas de investigación sobre la carne silvestre en la cuenca del Congo y otros lugares, Nasi ha sido testigo directo de la transición hacia los “bosques vacíos”, que parecen sanos pero están carecen ya de los mamíferos y otras especies apreciadas por los humanos.
La experta en fauna tropical Julia Fa también conoce muy bien los efectos devastadores de la caza excesiva para las comunidades rurales. Julia ha investigado el flujo de carne silvestre desde las zonas rurales para abastecer el apetito de pueblos y ciudades adyacentes, cuyas crecientes poblaciones no solo impulsan la sobreexplotación de la fauna salvaje, sino que también crean riesgos para la salud. “A medida que los animales avanzan a lo largo de las cadenas de valor de la carne de monte –desde cazadores y comerciantes hasta carniceros, cocineros y consumidores– aumenta el riesgo de contagio”, explica Fa. Es decir, hay más oportunidades de que las enfermedades que normalmente solo se encuentran en los animales “salten” a los humanos.
Fa, quien es investigadora asociada principal de CIFOR-ICRAF, colabora con Nasi desde 2015 en la investigación sobre la carne de monte y el riesgo de propagación de enfermedades zoonóticas, en particular sobre la relación entre los brotes de ébola y las especies de carne silvestre susceptibles de transmitir la enfermedad, el ébola y la deforestación, así como los impactos en el clima y el tiempo. Cuando al principio de la pandemia de la Covid-19 surgieron llamados a cerrar los “mercados húmedos”, los investigadores del SWM trajeron la ciencia al debate y siguieron proporcionando asesoramiento experto a medida que avanzaba la pandemia.
Anteriormente, Nasi y Fa colaboraron en la elaboración de directrices para un sector sostenible de la carne silvestre, las que se adoptaron en una decisión de 2017 de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Y el año pasado, fueron coautores de un libro sobre la caza de animales silvestres en los trópicos y subtrópicos, el primero de su tipo. Su experiencia combinada y la investigación en curso siguen sirviendo de base para el Programa SWM.
“Prohibir la caza de animales silvestres no es una opción”, explica Fa. “Los habitantes de las zonas rurales de la cuenca del Congo dependen de la carne silvestre para el 60-70 % de sus comidas, donde a menudo es su única fuente de proteínas. En las ciudades, la carne de monte solo representa el dos por ciento de las comidas, pero dado el tamaño de las poblaciones urbanas, esto equivale a millones de toneladas de animales silvestres que se extraen de los bosques”.
Una investigación realizada en 2011 por Nasi y Nathalie van Vliet, investigadora asociada de CIFOR-ICRAF, reveló que la tasa anual estimada de extracción de carne silvestre en la cuenca del Congo alcanza las 4,5 millones de toneladas. “Para sustituir esta fuente de proteínas y nutrientes por, por ejemplo, carne de vacuno producida localmente, habría que convertir en pastos una superficie de 25 millones de hectáreas”, explica van Vliet.
Van Vliet ha dirigido las actividades del Programa SWM en la sabana Rupununi de Guyana desde 2018, en colaboración con la Comisión de Conservación y Gestión de la Vida Silvestre de Guyana, y con resultados prometedores para las comunidades indígenas y las mujeres.
En los 15 países del proyecto, el Programa SWM adopta un enfoque basado en la comunidad que combina “normas comunitarias con herramientas modernas”, con el objetivo de garantizar que todas las interacciones con las comunidades estén respaldadas por el consentimiento libre, previo e informado. Al diversificar sus opciones de subsistencia, el Programa SWM pretende fomentar niveles de caza más sostenibles. Esto significa una mejor gestión de la caza de animales silvestres y, donde tenga sentido para los gustos locales, la cría de animales y peces.
“La fauna silvestre es un recurso compartido”, afirma Nasi. “Debe ser gestionada por las comunidades locales y sus socios elegidos de forma que se preserven los medios de vida y la cultura tradicionales, así como la biodiversidad”.
Para más información sobre el Programa SWM, póngase en contacto con Robert Nasi en r.nasi@cifor-icraf.org o con Julia E. Fa en jfa949@gmail.com (ambos en inglés).
Para más información sobre el Programa SWM en Guyana, póngase en contacto con Nathalie van Vliet en nathalievanvliet@yahoo.com (en inglés y español).
El Programa de Manejo Sostenible de la Vida Silvestre (SWM) es una iniciativa de siete años de la Organización de los Estados de África, el Caribe y el Pacífico (OACPS), financiada por la Unión Europea con cofinanciación del Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial (FFEM) y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD). Su ejecución corre a cargo de un dinámico consorcio de socios que incluye a CIFOR, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Wildlife Conservation Society y el Centro Francés de Investigación Agrícola y para el Desarrollo (CIRAD).
Historia desarrollada por Erin O’Connell | Videos por el Programa SWM | Diseño web: Aris S. & Gusdiyanto
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