La meta que el Pacto para la Restauración del Bosque Atlántico (un movimiento de restauración multiactor en Brasil) se propuso en el marco del Desafío de Bonn está más cerca de alcanzarse con la regeneración natural de 1,5 millones de hectáreas de tierras antes deforestadas –medio millón más de lo prometido originalmente por la coalición–.
Si estos bosques sobreviven hasta 2023 sin ser talados de nuevo, el pacto estaría a un paso de cumplir su objetivo final: regenerar naturalmente 15 millones de hectáreas del Bosque Atlántico brasileño para 2050.
“Los buenos resultados que hemos visto hasta ahora se deben a los esfuerzos combinados de todos los actores involucrados, incluidas las organizaciones no gubernamentales, los formuladores de políticas y los propietarios de tierras”, dijo Renato Crouzeilles, gerente senior del Instituto Internacional para la Sostenibilidad (IIS) de Río de Janeiro. “A pesar de los altibajos ocasionados por regímenes políticos cambiantes, la estructura descentralizada del Pacto ha permitido que el Bosque Atlántico de Brasil no detenga su proceso de regeneración”.
Este bioma es el hogar de casi tres cuartas partes de la población de Brasil, así como fuente de una rica biodiversidad que incluye ocelotes y tamarinos león dorado. Asimismo, el Bosque Atlántico está reconocido como Reserva de la Biosfera y Patrimonio Natural de Brasil por la UNESCO, según un artículo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). A pesar de ello, ha perdido casi el 80 % de su área original debido a la tala y la expansión agrícola, lo que lo convierte en el objetivo principal de las iniciativas de restauración, de acuerdo con otro estudio de 2018.
Sin embargo, el potencial de la regeneración natural –el proceso de dejar que las especies nativas se recuperen por cuenta propia o con una ayuda mínima– es enorme en el Bosque Atlántico, según una investigación de 2020. Los autores del estudio predicen que para 2035 la combinación de la regeneración forestal natural y asistida, podría hacer crecer nuevamente 21,6 millones de hectáreas de bosque y reducir los costos de restauración en 90,600 millones de dólares, en comparación con las iniciativas que solo consideran la plantación de árboles. Estas acciones también podrían secuestrar 2,3 GtCO2 de carbono y reducir el promedio de especies en peligro de extinción en 63,4 %.
El Pacto del Bosque Atlántico ha aprovechado la oportunidad para revitalizar este paisaje, que se extiende más allá de las fronteras de Brasil hasta Argentina y Paraguay. Desde que se firmó en 2009, el Pacto se ha centrado en tres actividades principales: la concientización, el monitoreo de los bosques y la promoción de políticas, según un artículo publicado en Nexo Journal.
¿Pero cómo lo ha logrado?
“Los profesionales de la restauración de la región han sido entrenados para identificar las zonas en las que la regeneración natural podría funcionar mejor; y para hacer un seguimiento del progreso de la regeneración y decidir si es necesario intervenir, así como dónde y cómo hacerlo”, señaló Pedro Brancalion, profesor de la Universidad de São Paulo y vicecoordinador del Pacto.
Mediante el uso de modelos predictivos construidos a partir de datos satelitales, el grupo ha identificado las áreas con mayor potencial de regeneración forestal natural. Estas áreas de alto impacto pueden convertirse luego en el objetivo de las campañas de concientización y control.
Otras organizaciones de investigación, como el Centro para la Investigación Forestal Internacional y el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF) colaboraron con la meta del Pacto para recuperar el Bosque Atlántico a través de la generación de evidencia contextual y específica sobre las regiones tropicales y subtropicales, según Crouzeilles. El Pacto y otras organizaciones pueden utilizar estos datos in situ para hacer mejores predicciones y mediciones de impacto sobre la región. El IIS también ha dirigido la elaboración de varios documentos sobre la regeneración natural de los bosques en colaboración con los científicos de CIFOR-ICRAF.
Regeneración natural centrada en las personas
La regeneración natural es la estrategia de restauración más efectiva, según un reciente informe de política del IIS, CIFOR y Conservación Internacional (CI). Entre sus ventajas comparativas sobre la plantación de árboles, el informe destaca que reduce los costos en más de un 70 % y no requiere formación especial.
Sin embargo, para que estos bosques regenerados perduren en el tiempo, en primer lugar, los científicos necesitan saber por qué se produce la deforestación. Entonces surge una pregunta clave: ¿Cómo motivar a la población local y a otros grupos de interés para que mantengan intactos los bosques en proceso de regeneración en el largo plazo?
“Hemos realizado entrevistas a los propietarios de las tierras para descubrir qué incentivos o programas podrían contribuir a cambiar la opinión de quienes cortan los árboles”, explica Crouzeilles. “La gente va aceptando poco a poco estas ideas, pero queda mucho trabajo por hacer en el terreno”.
La respuesta probablemente sea una combinación de pagos por servicios ambientales (PSA), soluciones alternativas de medios de vida y campañas de concientización, añadió.
Las comunidades locales que dependen de la tala de bosques secundarios para la expansión de la agricultura, la madera u otras actividades de subsistencia podrían recibir PSA a cambio de dejar los árboles en pie. Según Crouzeilles, las campañas de educación desde grupos de la sociedad civil similares a los que conforman el pacto también podrían promover la adopción de prácticas más sostenibles a nivel comunitario.
En cuanto a los actores privados, Crouzeilles cree que hay un gran potencial para una mayor aceptación de los créditos de carbono y otros programas que promueven la regeneración natural. Dado que los consumidores de todo el mundo están cada vez más concientizados sobre el medioambiente, las empresas están muy motivadas para mostrar su apoyo a las iniciativas ecológicas. También cree que hay grandes oportunidades para que los actores privados desarrollen modelos de negocio que vendan créditos de carbono a cambio de restaurar la tierra.
“Las empresas están hablando más de sus activos intangibles; saben que tienen que ser neutrales en cuanto al carbono para que se les llame ‘sostenibles’, para estar en línea con las nuevas leyes y los valores de los consumidores”, dijo. “Puedo ver nuevas empresas que desarrollan modelos de negocio dedicados exclusivamente a la regeneración natural y a la venta de créditos de carbono”.
Las políticas como impulso
Además del trabajo del pacto con las comunidades locales y las empresas privadas, una serie de políticas han ayudado a acelerar la regeneración natural en el Bosque Atlántico.
Una de ellas es la Ley del Bosque Atlántico (2006), la cual protege el 100 % de los bosques primarios del bioma, y la convierte en la única selva de Brasil protegida por la Ley Federal, según un artículo de 2018 del PNUMA. Otras normas más recientes como el Código Forestal (2012) exigen a los propietarios de tierras que mantengan una cierta cantidad de vegetación nativa en su propiedad. Una política que vino después es ProVeg (2017), la cual propone, además, regular los estándares ambientales en la propiedad privada en un área de al menos 12 millones de hectáreas.
Acciones como estas han sido claves en el éxito de la regeneración natural en el Bosque Atlántico, según Crouzeilles.
“Estas políticas han creado condiciones propicias para que Brasil cumpla sus objetivos del Acuerdo de París en materia de restauración forestal”, dijo. “Al exigir una cierta cantidad de vegetación natural en las tierras privadas, estas políticas permiten que la regeneración natural y los bosques secundarios perduren”.
Y hay grandes esperanzas en que el recientemente lanzado Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas catalice más esfuerzos para impulsar la regeneración natural forestal en el Bosque Atlántico y también a nivel mundial. Una próxima publicación de CI, IIS y CIFOR-ICRAF cuantificará el potencial de regeneración natural de los bosques en todas las zonas tropicales y subtropicales, adelanta Crouzeilles; y se espera que esta investigación tenga un mayor alcance debido a la atención pública que la restauración de los ecosistemas genera.
“La iniciativa de la ONU hace ruido, en el buen sentido”, dijo Crouzeilles. “Llama la atención sobre el tema, lo cual atrae financiamiento, interés y conciencia política. El resto [que se pueda avanzar en las metas de restauración] depende de nosotros”.
El trabajo de CIFOR-ICRAF sobre regeneración natural con el IIS contó con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
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