En los últimos años, el concepto de “paisajes” — en relación a alcanzar un uso más sostenible de la tierra y obtener sus abundantes beneficios para la seguridad alimentaria, el cambio climático, la conservación de la biodiversidad, la mitigación de la pobreza y otros retos— ha cobrado importancia en la agenda de desarrollo global.
Este año, esta agenda ha estado dominada por la adopción formal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y ha llegado el momento de trabajar para alcanzarlos.
Por ello, resulta pertinente empezar a pensar en cómo ambos conceptos se entrelazan, y a considerar el enfoque de paisaje como un principio organizador o un marco de implementación para los ODS.
La buena noticia es que al parecer “pensar en paisajes” ofrece un buen potencial para el logro de los ODS. ¿Y la mala noticia? Bueno, no hay una mala noticia en sí, pero es necesario reconocer que no será una tarea nada sencilla.
Aunque la idea de un enfoque integrado de paisaje ha estado muy presente en la literatura de investigación en las últimas décadas, una revisión reciente encontró que las pruebas de su efectividad son sorprendentemente limitadas. Esto representa un problema para quienes se encargan de la implementación, para los procesos políticos y para la comunidad científica.
En el curso de nuestra investigación, hemos identificado las áreas principales de apoyo a una implementación. Estas tres áreas representan desafíos, pero si logramos superarlos, estaremos bien encaminados hacia el encuentro de soluciones y el cumplimiento de los ODS.
Paso 1: Embrace la integración
La integración es fundamental para el éxito de cualquier intento de poner en práctica un enfoque de paisaje. Incluso el informe sobre los ODS de la ONU requiere un enfoque holístico. Esto incluye la integración dentro —y a través de— los distintos sectores que operan en los paisajes. Es decir que los investigadores deben comprometerse a trabajar de manera interdisciplinaria, para reducir las brechas entre las ciencias sociales y biofísicas.
Los responsables políticos, en tanto, necesitan mejorar la participación de todos los ministerios para estimular la creación de políticas que tomen en consideración los diversos objetivos en competencia y en conflicto en cada paisaje. Y los profesionales, por último, tienen que superar las diferencias existentes entre sus resultados deseados, con el fin de mejorar las sinergias y mitigar posibles compensaciones (trade-offs).
Paso 2: Trabaje a través del tiempo y del espacio
Para aumentar la probabilidad de una implementación óptima, un enfoque de paisaje debe tener en cuenta tanto las escalas espaciales como las temporales. La implementación de marcos desarrollados a escala nacional, diseñados para cumplir con compromisos globales, no será efectiva si estos no se ajustan a las realidades locales. Además, todos los que trabajan en un paisaje determinado, o tienen algún interés en él, deben tener claro cómo lograrán sus cambios previstos dadas las características y desafíos únicos que presenta.
Es preciso insistir en esta necesidad de tomar en cuenta el contexto: cada paisaje es diferente y lo que funciona en uno puede no ser adecuado en otro. Una teoría de cambio positivo bien diseñada facilitará la implementación si se trata de un proceso inclusivo, facilitado y negociado que toma en cuenta la mejor manera de crear redes, desarrollar capacidad institucional y garantizar mecanismos financieros que reconozcan que este enfoque es un proceso a largo plazo.
Paso 3: Medir, medir y medir
El desarrollo de indicadores adecuados será fundamental para el cumplimiento de los ODS —y una tarea sumamente difícil, como lo prueba el hecho de que aún se están elaborando indicadores para las metas de los ODS—. Sin embargo, ya se están desarrollando un conjunto razonable de pruebas sobre monitoreo y evaluación del paisaje.
Los responsables políticos, los investigadores y los profesionales deben emplear las pruebas disponibles y esforzarse por coordinar esfuerzos para el desarrollo de indicadores complementarios para los enfoques de paisaje y para los avances relativos a los ODS. Estos indicadores deberán estar relacionados con el problema de adaptabilidad planteado más arriba, en el segundo paso —consideramos que los indicadores que evalúan avances probablemente serán más útiles que los indicadores de resultados finales.
Un enfoque de paisaje —de manera muy similar a la visión compartida del desarrollo sostenible— debe ser considerado como un proceso y no como un proyecto, y el éxito tendrá que ver más con el recorrido en sí que con el destino final.
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